For a number of years Casanova succeeded in avoiding punishment for his transgressions. However, his use of occult practices to gain the favor and funds of Venetian patricians resulted in his arrest on suspicion of heresy by the Venetian Inquisition. In 1755 he was imprisoned in the dreaded Leads, cells so named for their location under the lead roof of the Ducal Palace. Despite their virtually impregnable location, he effected a harrowing escape in 1756 by studying the structure of the building and ruth-lessly manipulating his jailer and cellmate to obtain their assistance. As he recognized, the confinement made him less sure of himself; it also made him more tyrannical and more cruel.
Fleeing the reprisal of the Venetian state, he traveled to the capitals of Europe and endeavored to have himself introduced to the ruling class. Instrumental in these efforts were the title Chevalier de Seingalt, which he conferred upon himself, and his familiarity with occult practices. As he made clear in his autobiography, he did not believe in such practices, but he found many aristocrats who sought his assistance in projects such as being reborn. In spite of some successes in aristocratic circles, he was expelled from host countries as a result of both true and false accusations of shady practices.
Eager to return to his homeland, Casanova wrote a defense of the Venetian system of governance that helped him achieve this goal in 1774. Hired as a spy for the Venetian Inquisition, he also cultivated the literary career to which he had long aspired. When a member of the Grimani family failed to support him in a dispute over money in 1782, he was unable to curb his pen. He wrote a fable (Nè amori nè donne ovvero la stala ripulita [Neither love affairs nor women, or the cleansing of the stable]) satirizing the vanity and weakness of the patriciate in general and the Grimani in particular; this resulted in his definitive exile.
Casanova passed his final years as the librarian to Count von Waldstein in Bohemia. His works include treatises on such matters as the troubles of the Polish state; poems; and a translation of the Iliad (1775). Some hold that he collaborated with Lorenzo da Ponte (1749–1838) on the libretto for Mozart's Don Giovanni (1787), or that he served as an inspiration for the Don. His twelve-volume autobiography, Histoire de ma vie, provides a densely detailed account of life in the Old Regime, including the privileges of powerful aristocrats, which he supported and appropriated as his entitlement, the expediencies by which many survived, the unpredictable disruptions wrought by disease and death, and the impulsive grasping of consolatory pleasures. Fascination with his life has given rise to Casanova Societies in many countries. Casanova's love affairs and adventures inspired numerous films, perhaps the most famous of which is Fellini's Casanova (1976). His surname has become a byword for the man who practices amorous license.
Giacomo Girolamo Casanova (n. 2 de abril de 1725, en Venecia, República de Venecia – 4 de junio de 1798, en Dux, actual Duchcov, Bohemia (República Checa) fue un famoso aventurero, escritor, diplomático y agente secreto veneciano.
Se lo conoce sobre todo como un hombre famoso por sus conquistas amorosas, que en toda su vida fueron 132 según su más importante obra autobiográfica: Histoire de ma vie, en la que el autor describe con máxima precisión y franqueza sus aventuras, sus viajes y sus innumerables encuentros galantes. Hizo un relato de estilo realista sobre su vida, donde las aventuras con diversas mujeres son mostradas con elegancia, lo que hizo de él, popularmente y a través del tiempo, el prototipo de amante y aventurero. Su apellido se convirtió en prototipo del amante. Queda de él una producción literaria muy vasta.
Histoire de ma vie, conocida también como "las memorias de Casanova" fue escrita en francés y, por tal motivo, debería formar parte de la literatura de esta lengua, pero la elección de idioma fue dictada por motivos que sobre todo tenían en cuenta la difusión de la obra una vez editada, en consideración a que en esa época, el francés era el idioma más conocido y hablado en Europa, como acontece en el siglo XX con el inglés. Es el mismo Casanova, quien en el prefacio de sus memorias escribió, haciendo referencia a la anotada mayor difusión de la lengua francesa:
J'ai écrit en français, et non pas en italien parce que la langue française est plus répandue que la mienne.
He escrito en francés, y no en italiano porque la lengua francesa está más extendida que la mía.
Casanova escribió usando el idioma más difundido. Otras obras menores las escribió, en cambio, en italiano.Es notable verificar, a este respecto, las notables analogías que se encuentran con otro veneciano célebre, contemporáneo de Casanova: Carlo Goldoni. Éste, del mismo modo, escogió escribir su biografía en francés.
La autobiografía de Casanova, aparte de su intrínseco valor literario, es un importante documento para la historia de las costumbres; acaso sea una de las obras literarias más importantes para conocer la vida cotidiana del siglo XVIII. Se trata de una «muestra» que, en virtud del mundo frecuentado por el autor y por la limitación prevista de los posibles lectores, se refiere de modo primordial a las clases dominantes de la época: nobleza y burguesía. Aunque esto no es un obstáculo para mantener vivo el interés en lo concerniente a personajes menos encumbrados del entorno, sean de la extracción que fueren. Todos son representados de manera vivísima.
Leer esta obra es una tarea fundamental para conocer la vida cotidiana de los hombres y las mujeres de entonces, para entender «desde dentro» la vida normal de cada día.
Entre cortes y salones, Casanova mencionó —casi sin darse cuenta— un momento crucial de la historia de Occidente. Se hallaba entre los personajes más destacados de su tiempo y dejó la reseña de tales encuentros. Son así dignas de mención las páginas que tratan de Rousseau, Voltaire, Madame de Pompadour, Mozart, Catalina II de Rusia, Federico II de Prusia...
Casanova no alcanzó a vislumbrar el espíritu de renovación que se avecinaba y que haría desviar la marcha de la historia en direcciones antes insospechadas. Así, permaneció como anclado hasta su muerte al Antiguo régimen, y a la adherencia a esa clase de la cual, por su nacimiento, estaba excluido, aun cuando siempre buscó —desesperadamente— formar parte de ella, incluso en su tiempo concreto, cuando la nobleza caminaba irremediablemente hacia su estrepitoso ocaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario